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El suelo pélvico es una zona muy importante de nuestro cuerpo, y que a menudo, no tenemos en cuenta y descuidamos.
En este post explicamos cómo es una sesión de tratamiento de suelo pélvico a traves de la fisioterapia y la osteopatía en nuestra clínica en Madrid y qué medidas utilizamos para que sea una experiencia lo más positiva posible para la paciente. Al final podrás encontrar información sobre el suelo pélvico y todo lo relacionado con él.
La fisioterapia es una de las especialidades sanitarias que puede mejorar tu calidad de vida y los síntomas derivados de las alteraciones del suelo pélvico.
En nuestra clínica de fisioterapia, Innofisio, contamos con profesionales especializados en este tratamiento, el cual incluye a una fisioterapeuta experta en suelo pélvico. De esta forma, podemos ayudar a prevenir la aparición de problemas derivados de un mal funcionamiento de esta zona. Mediante técnicas lo más indoloras y suaves posibles vamos a adaptarnos a las necesidades de cada paciente. Siempre seguiremos nuestra filosofía: EL DOLOR NO CURA.
Sabemos que puede resultar difícil o embarazoso acudir a un especialista cuando detectamos problemas en nuestro suelo pélvico. Durante muchos años las mujeres han lidiado con problemas en el suelo pélvico que pueden tener solución. La escasa información que existe sobre los problemas que se generan en él, cómo cuidarlo o qué soluciones puede haber para ellos, derivan en un "mal cuidado" del mismo o en no recibir el tratamiento adecuado para solucionar el daño o mejorar la calidad de vida.
Debido a la anatomía del suelo pélvico femenino, éste es más débil que el del hombre ante determinadas fuerzas que se ejercen sobre él. A esto sumamos los cambios hormonales, como la menopausia o incluso la oscilación de las hormonas dentro de cada ciclo en la etapa fértil femenina, que pueden modificar la calidad de los tejidos que lo forman. No hace falta un embarazo o un parto para que se provoquen alteraciones; no cuidar el suelo pélvico y no prevenir los factores de riesgo desde jóvenes, puede ocasionar daños en él. Todas las mujeres pueden sufrir alteraciones en el suelo pélvico.
¿Cómo son nuestras sesiones especializadas en suelo pélvico?
Como en todas nuestras primeras sesiones en Innofisio empezamos con una fase de entrevista, en la cual se hace un diagnóstico fisioterápico. Tras esto se establece un protocolo de tratamiento el cual es explicado a nuestra paciente. Para nosotros es fundamental que el paciente entienda qué le sucede, por qué le ocurre, y cómo vamos a ayudarlo y en qué va a consistir nuestro tratamiento.
Sabemos que el suelo pélvico es una zona íntima y que puede dar reparo a la hora de decidir tratárnosla. Por ello, nuestras valoraciones y tratamientos se desarrollan en una sala aislada, con intimidad. La experiencia de nuestra compañera experta en suelo pélvico hace que las pacientes se sientan cómodas, preservando su intimidad.
Al empezar el tratamiento siempre se informará sobre las técnicas que se van a utilizar y qué queremos conseguir con ello. Durante el proceso, se elegirán las técnicas manuales mas apropiadas, según la paciente. Existen técnicas por vía externa y técnicas por vía interna. Si necesitamos tratar la zona del suelo pélvico vía interna, siempre explicaremos al paciente lo que vamos a hacer con anterioridad (como hacemos antes de realizar cualquiera de nuestras técnicas). Además, en este caso damos a nuestro paciente un consentimiento informado en papel, antes de su ejecución.
Previamente al trabajo del suelo pélvico, hay que verificar si el resto de zonas relacionadas con él tienen un correcto funcionamiento. Por ejemplo, verificaremos que exista una buena movilidad de nuestra columna y que nuestros diafragmas trabajen correctamente, entre otras estructuras.
Ahora, explicaremos algunas cosas interesantes sobre el suelo pélvico...
El suelo pélvico es el conjunto de músculos que se encuentran en la parte interna de la pelvis. Está limitado por delante por el pubis, por detrás por el hueso coxis y a los lados por los isquiones. Entre los isquiones hay un músculo que lo divide en una zona anterior (donde se encuentran la uretra y la vagina) y otra posterior (donde se sitúa el ano). Si nos imaginamos que los huesos de la pelvis forman una cesta, el suelo pélvico sería la parte inferior de esta, es decir, la zona que soporta el contenido de su interior (en este caso las vísceras pélvicas).
Tanto mujeres como hombres tienen suelo pélvico. La diferencia más significativa es la distribución de los órganos sexuales. Estos son internos en el caso de las mujeres y externos en los hombres. Así las mujeres tienen dos zonas diferenciadas, una para la micción y otra para la función sexual. Esta situación no se da en los hombres, que poseen sólo un orificio en su suelo pélvico para ambas funciones. Por este motivo el suelo pélvico de las mujeres puede volverse más débil en determinados momentos. Además, ambos sexos presentan en su diafragma pelvico un orificio posterior para el sistema digestivo (el ano, función defecatoria).
Los músculos del suelo pélvico, que estabilizan la pelvis y sujetan las vísceras, son parecidos en ambos sexos.
Sus funciones más importantes son:
Cuando los músculos del suelo pélvico están demasiado débiles, o a veces demasiado fuertes, pueden llegar a alterarse. Los problemas más frecuentes son:
Existen numerosos factores de riesgo. Casi todos suelen ser atribuidos a continuas cargas repetidas sin control sobre el suelo pélvico o a una mala gestión por parte del cuerpo, de las presiones que se generan dentro de él. Entre ellos podemos encontrar el estreñimiento y la forma de defecar incorrecta que nos enseñan desde la infancia, deportes de impacto, abdominales mal ejecutados, malas posturas, tos crónica, embarazo y parto, menopausia... Todo esto puede ejercer una presión exagerada y anormal en la musculatura del suelo pélvico, haciendo que éste sufra.
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