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Este término, el de lumbalgia, realmente describe un síntoma. No representa a una patología en sí pero puede presentarse en una gran variedad de ellas. En este blog te explicamos todo lo necesario para entender el término y conocer más sobre esta dolencia.
La palabra lumbalgia viene del latín y significa dolor en la parte baja de la espalda.
La lumbalgia es un síntoma, no una patología en si misma. Es un término que describe, en una palabra, la localización del síntoma de dolor en un área de nuestro cuerpo.
Con una buena anamnesis y exploración podemos llegar a conocer las causas de esta dolencia. Es necesario también identificar otros síntomas que pueda presentar nuestro paciente junto con este dolor en la parte baja de espalda.
Es de esta forma como llegaremos a un diagnóstico correcto y a conocer que patología presenta.
Es importante conocer la causa de este dolor lumbar. Estas pueden ser amplias, múltiples y variadas, aunque de forma global las podemos agrupar en:
Espasmos musculares de la propia zona lumbar. Esta es la causa mas frecuente de dolor dorsal.
Como enfermedades reumáticas.
En el caso de un accidente de tráfico, aunque se suele tender a pensar en su efectos en la zona cervical, es frecuente que este traumatismo implique a toda la espalda y hablaríamos de una lumbalgia postraumática por accidente de tráfico.
De esta forma se puede ver afectada la zona lumbar. Además en el caso de un accidente de coche, por la sujeción del cinturón de seguridad de los automóviles que nos fijan a nivel pélvico, la inercia de movimiento que sufre la zona lumbar es importante y lesiva.
Cuando la causa es traumática se suele identificar afectación musculo esquelética de la zona, como espasmo muscular y presencia de puntos gatillo miofasciales.
El dolor lumbar también puede estar relacionado con afectación de la zona cervical, dorsal, pélvica y de miembros inferiores (por su alta relación biomecánica y la presencia de relevo muscular entre estas tres zonas).
Son dolores en la región lumbar a consecuencia de adaptaciones estructurales por un bloqueo en otra parte del cuerpo. Nuestro cuerpo es una máquina con capacidad de adaptación y, es por eso que, puede resolver una disminución de movilidad de una zona compensando con el aumento de movimiento en otras. Cuando esta capacidad de adaptación se ve truncada, y deja de estar equilibrada, pueden surgir síntomas en las zonas que han “ayudado”.
En el caso de la zona lumbar, debemos saber que es una zona menos móvil que la cervical, pero algo más que la zona dorsal. Su mayor relación la tiene con la pelvis, sobre la que se asienta y por ende, con los miembros inferiores. Debido a esto, sus lesiones pueden estar relacionadas con estas zonas, y siempre serán regiones de obligada observación en caso de lumbalgias, y viceversa.
También puede estar relacionada con las cervicalgias y dorsalgias, por proximidad a ellas y por ser zona importante de relevo muscular. Además puede tener cierta relación con el resto del raquis en relación a las cadenas musculares de la columna, y por patologías como la escoliosis, donde la zona lumbar puede verse adaptada.
Hablamos de un dolor en la región lumbar sin que el origen de la lesión recaiga en esa zona, sino en elementos viscerales.
En el caso de lumbalgias son frecuente los dolores referidos debido a la afectación visceral, como en el caso de riñon, uréter o intestino delgado.
Debido al amplio abanico de causas que nos pueden desencadenar una lumbalgia, esta puede estar presente en múltiples patologías.
Para todo nuestro equipo lo esencial es un buen diagnóstico, complementado en el caso de ser necesario con pruebas diagnósticas y de imagen. Esto nos va a llevar a conocer exactamente los síntomas de nuestro paciente y la patología que presenta, y es solo en el pleno conocimiento de éstos cuando estaremos preparados para planificar un tratamiento abordando la causa de la lesión y así trabajar sobre los síntomas.
En ocaciosnes, si no tenemos claro el diagnóstico, no dudaremos en consultar con otros especialistas sanitarios para aboradar el tratamientos de una manera más global.
En otros casos, siempre que lo creemos conveniente, debemos organizar un tratamiento multidisciplinar, todo ello depende del caso ante el que nos encontremos.