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¿Qué son exactamente las fracturas por estrés? ¿Por qué suceden? ¿Qué debemos hacer cuando las presentamos? En el siguiente post te aclaramos ciertos aspectos de éstas.
Las fracturas por estrés son pequeñas fisuran que se producen en los huesos principalmente metatarsianos. Ocurre cuando en un hueso sano, con unas características de resistencia normal,es sometido a fuerzas de repetición. Estas fracturas pueden aparecer en distintas localizaciones, siendo la localización mas frecuente la fractura por estres de los huesos del pie. También se suele denominar, fractura por fatiga.
Dentro de estos huesos, las zonas de más asiduidad en presencia de fracturas por estrés serían el cuello del segundo y tercer metatarso, ya que es la zona que más carga recibe dentro del pie. Aunque estas son las localizaciones más frecuentes se dan en muchas otras localizaciones, dependiente de la actividad que la origine.
Debemos diferenciar entre estos dos tipos de fracturas, atendiendo básicamente al estado primario del hueso sobre el cual se sucede la fractura.
En el caso de fractura por insuficiencia estaríamos ante un hueso de características débiles debido a alguna patología. Este es el caso de osteoporosis, diabetes o de enfermedades reumáticas como la artritis reumatoidea. Existen otras situaciones en las cuales los huesos pueden debilitarse, como en el caso de personas que ingieren esteroides, o pacientes que han sido sometidos a tratamientos de radioterapia.
Por otro lado, como ya hemos concretado las facturas por estrés se suceden por fatiga ósea: estímulos repetidos en un hueso sano. Se presentan con más frecuencia en pacientes jóvenes y deportistas. De esta forma, se relaciona la localización de la fractura con la actividad realizada.
En las últimas décadas las fracturas por estrés tienen un puesto mas relevante dentro de la lesiones del aparato osteomuscular. Esto es, ha aumentado su incidencia debido a que la practica de actividad física esta mas extendida en la población actual, y que la media de edad poblacional también es mas alta que hace unas décadas.
El síntoma mas característico, cuando existe una fractura por estrés, es un dolor súbito al comenzar a realizarse la actividad que le ha generado la lesión. Esto es la actividad que, por repetición de sus microtraumatismos, ha provocado esas "grietas" en el hueso.
En un estadío agudo de la lesión, si se abandona la actividad causante de la lesión, el dolor disminuye o desaparece. Si ante estos síntomas no se suspende la actividad que los desencadenan, si es posible llegar tener un dolor continuo, e incluso en fase de reposo.
También puede verse hinchazón y/o enrojecimiento de la zona.
Debemos tener en cuanta que las fracturas por estrés no son fáciles de diagnosticar y se pueden confundir con otras patologías.
Por esto es muy importante hacer un exhaustivo estudio de la clínica del paciente, de la misma forma que una completa exploración.
Gracias a esto podemos llegar a una clara sospecha, pero debemos apoyarnos en pruebas de imagen que nos revelen su existencia de forma certera.
En estadíos iniciales, una radiografía puede dar un falso negativo y no verse claramente la presencia de estas fracturas. Además de poder realizar radiografías en distintas posiciones existen otras pruebas donde se vería dicha lesión ósea. Estas serían la resonancia magnética nuclear, el TAC o la gammagrafía ósea.
En nuestra clínica, tras un buen diagnóstico, y en el caso necesario derivación a otros especialistas por requerimiento de pruebas de imagen, explicamos al paciente la lesión que presenta y su mecanismo lesional. Este es uno de los sellos de Innofisio, que el paciente conozca su lesión, sus causas y que vamos a hacer para solucionarla.
En este caso explicamos como debe enfocar las tareas de su vida diaria para minimizar la exposición a la actividad lesional, por ejemplo suprimir el deporte que le ha causado la fractura por estrés.
Es muy importante, además, trabajar las compensaciones o posibles adaptaciones que, a distancia, bloqueen e impidan la correcta curación y cicatrización de la fractura. Tras un traumatismo, ya sea puntual o mínimo pero repetitivo, el cuerpo se va adaptando a ese gesto con adaptaciones que habrá que liberar para una correcta biomecánica.
Del mismo modo, también intervenimos en la vuelta a la actividad física, progresiva y en el momento adecuado dentro del periodo de curación, fase muy importante dentro de la rehabilitación para evitar el retroceso curativo, recaídas y prevenir futuras lesiones.